Atravesó la puerta con una sonrisa
pues su sueño estaba por hacerse realidad,
las aspiraciones y deseos de toda una vida
se veían concretados en un hermoso día.
Gritaba alegre y sin cesar
como una cascada de miradas en jolgorio,
pues ella solo quería vivir su sueño,
cumplir ese anhelo dentro de su credo.
Una voz grito imperiosa
e irrumpió cual estruendo mortal,
vociferaba una enérgica protesta:
“Los sueño son sueños y sueños serán”.
La frustración asomo a su mente
y la tristeza creció espantosa,
la muerte de los sueños se asomaba.
Una lágrima se derramaba en medio de la sala
La luna miraba atenta lo sucedido,
el homicidio del más tierno y dulce anhelo.
Una sábana oscureció un día hermoso;
La realidad había llegado a este mundo.

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