Caminaba entre algunas ideas dispersas por el camino y me tope con una ráfaga de recuerdos voraces, me vi envuelto en una serie de pasajes extraviados dentro de mi memoria, hechos que pensé había olvidado, pero estaban delante mío, golpeándome en la cara como si quisieran restregarme todo aquello que hice y hoy me arrepiento.
Tantas cosas pasaron en mi vida que a veces no puedo creer que siga en este camino, creo que debo agradecer ciertas enseñanzas de mi padre que las llevo grabadas en mi corazón. Situaciones, momentos, sueños que hicieron de mi vida una espiral con un fin casi incierto.
Gustos de un simple niño hasta anhelos y poses de un casi adulto, pude observar en este momento donde me vi rodeado, fueron solo segundos pero el instante parecía eterno.
Después de este suceso, caí extenuado por esos momentos que pase dentro de mi mente, algunas veces es tan oportuno volar sobre tu cordura, y recorrer esos campos enormes de tu memoria surcando aquellos momentos que estremecen tus sentidos y abrazando los recuerdo que jamás se debieron haber ido, son momentos que pocos podemos disfrutar, pero el problema empieza cuando ese mundo gusta más que el tuyo y a veces decides quedarte en el, estar en un momento donde eres libre, sin ataduras ni cadenas que arrastrar, realmente es el sueño de pocos y el temor de muchos.
Me espera un trecho largo el cual no sé si lo pueda atravesar solo, me resigno a intentarlo y llevar como siempre esos implementos que se han convertido en mi escencia, una bandera como estandarte de guerra con tu nombre y un escudo hecho por mi padre en mi pecho, total esto no es más que lo que llamamos vivir, pero yo lo llamo sobrevivir.